¿Nos educan para ser emprendedores o asalariados?

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Miércoles, 02 Abril 2025 20:17

Los salarios pueden mantenerte, pero los beneficios pueden hacerte ganar una fortuna.” La frase pertenece a Jack Ma, fundador de Alibaba. Estas palabras resonaron en todo el mundo, desatando debates intensos. Para algunos, su mensaje era visionario; para otros, una crítica insensible al esfuerzo de millones que trabajan para subsistir.

Pero, ¿qué nos dice esta frase sobre los sistemas educativos y las narrativas culturales que moldean nuestra relación con el trabajo? Desde la escuela, se nos enseña a priorizar la estabilidad, a obedecer y a evitar el fracaso, en lugar de: innovar, liderar o asumir riesgos.

Este artículo profundiza en cómo estas influencias culturales, sociales y políticas afectan nuestra capacidad de emprender, y propone soluciones para construir un sistema educativo que fomente tanto igualdad como ambición.

¿Nos preparan para emprender?

Impacto social: La trampa de la seguridad económica

El modelo educativo actual, diseñado en la era industrial, está orientado a formar empleados que encajen en estructuras laborales rígidas. Desde pequeños, se nos inculca que el éxito radica en obtener un buen empleo con beneficios y estabilidad, un mensaje que deja poco espacio para la innovación y la creatividad.

Datos clave:

  • Según un informe de la OCDE, solo el 15% de los estudiantes en países desarrollados recibe formación en emprendimiento.
  • En América Latina, el 73% de los trabajadores depende de un salario como única fuente de ingresos.

Este enfoque perpetúa la desigualdad. Mientras las élites tienen acceso a herramientas y recursos que les permiten desarrollar negocios, las clases medias y bajas carecen de formación en finanzas, planificación estratégica o gestión empresarial, limitando sus posibilidades de ascender económicamente.

Impacto cultural: El dilema de la igualdad y la ambición

En muchas sociedades, especialmente en contextos donde las ideologías han sido promovidas desde la educación básica, se ha arraigado una idea: aspirar a más, especialmente en términos económicos, puede ser percibido como egoísta o desleal a la sociedad.

Esta narrativa, aunque bienintencionada, puede generar un sentimiento de culpa en aquellos que buscan superarse económicamente.

Esto se manifiesta en frases como:

  • “No seas ambicioso, la riqueza no trae felicidad.”
  • “Todos debemos ser iguales, no busques destacar.”

El problema no radica en valorar la igualdad, sino en desincentivar la ambición y el espíritu emprendedor, que son motores clave para la innovación y el desarrollo económico.

Un ejemplo personal: Renunciar a lo seguro por un sueño

Mi primer trabajo fue en un banco estatal, un puesto considerado "seguro" y respetable. Sin embargo, tenía ideas dando vueltas en mi mente que necesitaba materializar. Luego de algo más de cinco años, decidí renunciar para buscar mi propio camino. Aun sin un plan concreto. Mi madre, como muchas personas de su generación, no lo entendió. “¿Cómo vas a dejar el trabajo? ¿Te vas a quedar sin la obra social?”, me dijo. En su mundo, la estabilidad era lo único que importaba.

Esta experiencia ilustra cómo las generaciones pasadas, moldeadas por crisis económicas, tienden a priorizar la seguridad y estabilidad sobre la ambición, perpetuando la mentalidad de que es mejor conformarse que arriesgarse. No siempre entienden el deseo de conquistar nuevas metas.

El marco de las políticas públicas: Educación y desigualdad

La educación tradicional, además de enfocarse en habilidades técnicas y laborales, refuerza mensajes culturales que desalientan la toma de riesgos. Esta mentalidad afecta especialmente a los jóvenes con inclinaciones emprendedoras, quienes se enfrentan a un sistema que les enseña a conformarse en lugar de innovar.

Las políticas educativas refuerzan esta mentalidad asalariada al ignorar aspectos clave de la formación empresarial y financiera.

¿Cómo se fomenta este enfoque?

  • Currículum obsoleto: Se priorizan materias, algunas de ellas ya obsoletas, que perpetúan la mentalidad asalariada, dejando fuera temas clave como finanzas, negocios o incentivar la creatividad.
  • Desincentivo al fracaso: La escuela castiga los errores, en lugar de enseñar que son una parte esencial del aprendizaje emprendedor. Si existe una constante en la vida del emprendedor, es la prueba y error.
  • Ideologías igualitarias mal interpretadas: Se fomenta la idea de que todos deben ser iguales, ignorando que la diversidad de talentos y metas es clave para el progreso social.
  • Eliminación de Educación Técnica y Profesional: Durante la década de 1990, las políticas educativas en Argentina llevaron a una reducción significativa de las escuelas con orientación técnica o profesional. Sin embargo, a partir de 2006, con la implementación de la Ley de Educación Técnico Profesional, se buscó revitalizar y fortalecer este tipo de educación. Esta ley estableció nuevas regulaciones y promovió la creación y mejora de las escuelas técnicas en todo el país. A pesar de los avances, las escuelas técnicas enfrentan varios desafíos.

Limitaciones del sistema actual:

  • Falta de formación práctica: Las materias sobre negocios y finanzas suelen estar ausentes del currículum obligatorio.
  • Financiamiento Inadecuado: La falta de recursos y financiamiento adecuado limita la capacidad de las escuelas para ofrecer instalaciones modernas y equipos actualizados.
  • Desconexión con el Mercado Laboral: Se enseña más teoría que habilidades prácticas adaptadas a las necesidades actuales. A menudo, los programas de estudio no están alineados con las demandas del mercado laboral, lo que puede resultar en una falta de empleabilidad de los graduados.
  • Desigualdad Regional: Existen disparidades significativas en la calidad de la educación técnica entre diferentes regiones de los países.
  • Regulaciones desalentadoras: En muchos países, los emprendedores enfrentan altos impuestos y trámites burocráticos que frenan la creación de negocios.
  • Inclusión y Equidad: Las oportunidades educativas y los recursos están distribuidos de manera desigual entre diferentes grupos socioeconómicos, perpetuando la desigualdad y la exclusión social.

Aunque existen iniciativas privadas como incubadoras y aceleradoras, estas suelen ser inaccesibles para quienes más las necesitan e insuficientes.

Ejemplos internacionales: ¿Qué podemos aprender?

En contraste, países como Finlandia, Israel y Estados Unidos han integrado módulos de emprendimiento en sus sistemas educativos desde etapas tempranas, demostrando que el cambio es posible cuando las políticas apoyan la innovación.

  • Finlandia: Introduce programas de emprendimiento en todos los niveles educativos, donde los estudiantes desarrollan proyectos reales como parte de su formación.
  • Israel: Su enfoque en la resolución de problemas y la innovación ha llevado a que sea conocida como la "Startup Nation".
  • Estados Unidos: Programas como Junior Achievement enseñan a los estudiantes a crear y gestionar negocios desde temprana edad.

Estos ejemplos muestran que fomentar el emprendimiento desde la educación no solo es viable, sino que puede ser un motor clave para el desarrollo económico y social.

La mentalidad emprendedora: Más allá del dinero

Un emprendedor no solo persigue dinero; busca resolver problemas, innovar, materializar ideas y construir algo que aporte valor y contribuir al bienestar social. La verdadera mentalidad emprendedora no se limita a aspiraciones económicas, sino que está impulsada por la pasión y la necesidad de dar forma a sus sueños.

El problema es que, cuando desde pequeños se nos enseña a asociar la ambición con egoísmo o desigualdad, esta pasión puede reprimirse. En lugar de eso, necesitamos una narrativa que fomente la ambición como un motor positivo, capaz de generar oportunidades para otros.

Sin embargo, los sistemas educativos y culturales no suelen fomentar esta mentalidad. En lugar de enseñar a los niños que fracasar es parte del aprendizaje, se les condiciona a temer al error, lo que les impide arriesgarse.

Claves de una mentalidad emprendedora:

  • Ver las dificultades como oportunidades.
  • Valorar el impacto social de las ideas tanto como su rentabilidad.
  • Ser resiliente ante el fracaso.

En este contexto, la educación debe ir más allá de los números y las calificaciones. Necesitamos formar individuos con confianza en sí mismos, creatividad y capacidad de liderazgo.

Propuestas disruptivas: Una educación para elegir, no conformarse

El cambio hacia una educación que fomente tanto la libertad de elección como la igualdad de oportunidades exige medidas audaces. No se trata solo de añadir contenido a los currículos escolares, sino de transformar la forma en que entendemos el aprendizaje, la ambición y la colaboración entre sectores clave. Aquí ampliamos las propuestas para romper el ciclo de mentalidad asalariada y abrir paso a una generación de líderes, innovadores y emprendedores.

1. Educación financiera y empresarial obligatoria

El desconocimiento sobre finanzas y negocios personales es una de las principales barreras para la independencia económica y el emprendimiento. Introducir esta educación desde etapas tempranas puede ser un cambio radical.

  • Medidas clave:
    • Planificación financiera desde primaria: Los niños deberían aprender a manejar un presupuesto, ahorrar e invertir desde edades tempranas. Ejercicios prácticos como diseñar un presupuesto familiar o simular el ahorro para un proyecto personal pueden ser parte de las clases.
    • Gestión de proyectos: Incluir módulos sobre cómo planificar, ejecutar y evaluar proyectos, fomentando habilidades como la organización, el trabajo en equipo y la toma de decisiones.
    • Marketing básico: Los estudiantes podrían aprender conceptos como identificar necesidades del mercado, diseñar estrategias para captar clientes y comunicar ideas efectivamente.
  • Simuladores de negocios:
    • Crear simuladores donde los estudiantes diseñen y gestionen pequeñas empresas virtuales les permitiría experimentar el ciclo completo de creación de un negocio: desde la identificación de oportunidades hasta el manejo de crisis.
    • Estos simuladores podrían adaptarse a diferentes niveles educativos, comenzando con actividades lúdicas para los más pequeños y avanzando hacia simulaciones más complejas para adolescentes.
  • Impacto esperado:
    • Aumentar la confianza de los jóvenes para gestionar su economía personal y considerar el emprendimiento como una opción viable.
    • Desarrollar un pensamiento estratégico y creativo, esencial para la vida profesional y personal.

2. Fomentar habilidades blandas y resiliencia

Las habilidades blandas, como la empatía, la comunicación y la resiliencia, son tan esenciales para el éxito como el conocimiento técnico, pero a menudo se subestiman en la educación tradicional.

  • Enfoque en la resolución de problemas reales:
    • Aprendizaje basado en proyectos: Los estudiantes pueden trabajar en proyectos que aborden problemas de su comunidad, como diseñar soluciones para mejorar el reciclaje o proponer ideas para pequeños negocios locales.
    • Hackatones escolares: Jornadas intensivas donde los alumnos, en equipos, desarrollen soluciones innovadoras para retos específicos. Esto fomenta la colaboración, el pensamiento crítico y la capacidad de ejecutar ideas bajo presión.
  • Enseñar que el fracaso no es el fin:
    • Cambiar la narrativa escolar sobre el error. Los estudiantes deben entender que los fracasos son aprendizajes valiosos. Podrían implementarse “Diarios de aprendizaje” donde reflexionen sobre lo que salió mal y cómo mejorar.
    • Historias de resiliencia: Incorporar al currículo ejemplos de líderes empresariales, científicos y artistas que lograron el éxito tras enfrentar múltiples fracasos.
  • Impacto esperado:
    • Reducir el miedo al fracaso, promoviendo una actitud más proactiva y experimental.
    • Formar jóvenes con confianza en su capacidad de resolver problemas y superar desafíos.

3. Colaboración entre el sector público y privado

La educación no puede avanzar en aislamiento. La colaboración entre gobiernos, empresas y comunidades es esencial para conectar a los estudiantes con el mundo real y fomentar oportunidades equitativas.

  • Programas de mentoría:
    • Establecer convenios entre escuelas y empresarios locales para que los estudiantes puedan aprender de sus experiencias. Esto no solo inspira, sino que también proporciona una red de contactos desde edades tempranas.
    • “Días de sombra” (Job Shadowing): Los estudiantes podrían pasar un día acompañando a un emprendedor o profesional para comprender el funcionamiento diario de un negocio o proyecto.
  • Fondos de inversión para startups juveniles:
    • Crear programas gubernamentales o privados que financien las ideas empresariales de estudiantes, con guías y mentores para garantizar la viabilidad de los proyectos.
    • Competencias nacionales de emprendimiento: Donde los jóvenes presenten sus ideas y reciban apoyo financiero o en especie (equipos, herramientas, capacitación) para implementarlas.
  • Impacto esperado:
    • Brindar a los estudiantes una visión práctica del mundo empresarial.
    • Incentivar la creación de negocios locales que fortalezcan la economía de la comunidad.

4. Reformar el sistema tributario para emprendedores

El sistema tributario y la burocracia son, en muchos casos, las primeras barreras que enfrentan los nuevos emprendedores, desalentando la creación de negocios. Reformar estas áreas puede generar un ambiente más favorable para los innovadores.

  • Medidas clave:
    • Reducción de impuestos para nuevos negocios: Exenciones o tasas reducidas durante los primeros tres años de operación permitirían a los emprendedores reinvertir más en sus proyectos.
    • Simplificación de trámites: Digitalizar y centralizar los procesos para la creación de empresas, reduciendo tiempos y costos. Por ejemplo, un portal único donde se pueda registrar una empresa, obtener permisos y gestionar obligaciones fiscales.
  • Impacto esperado:
    • Mayor accesibilidad para emprendedores, especialmente aquellos con recursos limitados.
    • Un aumento en la creación de pequeñas empresas, con beneficios económicos y sociales a largo plazo.

La visión final: Educación como herramienta de empoderamiento

Estas propuestas no solo buscan transformar el sistema educativo, sino también la mentalidad colectiva. La meta no es solo formar emprendedores o empleados, sino ciudadanos capaces de elegir su camino con las herramientas necesarias para triunfar en cualquier ámbito.

El verdadero éxito de estas reformas radica en integrar la educación al tejido social y económico, fomentando una cultura de innovación, resiliencia y colaboración. Con un enfoque disruptivo, podemos romper el ciclo de conformismo y abrir las puertas a una generación más empoderada y visionaria.

La pregunta es:

¿Estamos listos para abrazar este cambio?

Reflexión final: La ambición como fuerza transformadora

El debate no debe ser si está bien desear superarse o no. La verdadera pregunta es: ¿cómo podemos crear un sistema educativo que permita a cada individuo desarrollar su máximo potencial, sin importar si aspira a ser un empleado excepcional o un empresario innovador?

Como sociedad, debemos entender que la igualdad no significa uniformidad. No todos debemos querer lo mismo, pero todos deberíamos tener las mismas herramientas y oportunidades para perseguir nuestros sueños.

El cambio empieza en "uno"

Si esta reflexión te hizo pensar, comparte este artículo, discútelo con tu comunidad y exige cambios en la educación. Inspiremos a las nuevas generaciones a ser libres para soñar, liderar y crear un mundo mejor.

Como dijo Steve Jobs: “Aquellos que están lo suficientemente locos como para pensar que pueden cambiar el mundo, son quienes lo hacen.

Seamos parte de ese cambio!

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Jorge Rivaldo
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