Paradoja Argentina: ¿Cómo es posible que importemos carne en el país del asado?

( 0 Votes ) 
10
Sábado, 19 Abril 2025 13:40

¿Te imaginás tener que explicarle a tu abuelo que las mollejas para el asado del domingo vienen de Estados Unidos? ¿En Argentina, la tierra del asado? Esta es la realidad que enfrenta hoy el dueño de un emblemático bodegón en Villa Devoto, y que refleja una contradicción profunda en nuestro sistema económico y productivo.

Un análisis sobre por qué un bodegón tradicional de Villa Devoto se encuentra ofreciendo mollejas importadas de Kansas City mientras nuestros productores luchan por sobrevivir

Imaginá la escena: estás sentado en tu bodegón de confianza, pedís unas mollejas y el mozo te cuenta, casi en tono de confesión, que lo que vas a degustar proviene de Kansas City. No de Lincoln o Trenque Lauquen, sino del corazón de Estados Unidos. Esta situación, lejos de ser anecdótica, representa una crisis de identidad para un país que construyó gran parte de su orgullo nacional alrededor de su industria ganadera.

La ironía gastronómica que sacude nuestra identidad nacional y refleja las contradicciones de nuestra economía

Según datos de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes (CICCRA), las exportaciones de carne vacuna argentina aumentaron un 21,5% en volumen durante el último año. Sin embargo, paradójicamente, el consumo interno cayó a mínimos históricos de 47 kg por habitante por año, cuando hace apenas una década superaba los 65 kg.

¿Cómo puede ser que mientras exportamos más que nunca, necesitemos importar cortes premium?

El grito desesperado de un bodegón que refleja una crisis sistémica

El dueño del bodegón de Villa Devoto compartió en sus redes sociales una reflexión que resonó profundamente entre sus seguidores: "Quien les habla, el dueño de casa, ni hace falta aclarar Made in Argentina, aun no logra entender como en el país de la carne y el asado se puede dar esta situación". Su dilema es real: ¿promocionar estas mollejas importadas como un producto exclusivo o admitir que algo anda muy mal en nuestro sistema productivo?

Esta situación no es casualidad ni un hecho aislado. Es el síntoma visible de un sistema económico que prioriza la exportación sobre el abastecimiento interno, que ve en los dólares frescos la salvación para una economía perpetuamente en crisis, pero que olvida que esa misma política pone en jaque a toda una cadena de valor local.

Las dimensiones de una contradicción nacional

Impacto social: La mesa argentina en peligro

El asado dominical no es solo una comida en Argentina – es un ritual social, un momento de encuentro, una institución cultural. La progresiva dificultad para acceder a cortes de calidad a precios razonables está transformando nuestros hábitos alimenticios y afectando estos espacios de encuentro tan importantes para el tejido social argentino.

Un informe reciente del INDEC señala que el consumo de carne vacuna ha disminuido un 35% en los hogares de ingresos medios y bajos en la última década. "Los argentinos están comiendo menos carne y de menor calidad, mientras exportamos los mejores cortes", explica el economista Martín Rodriguez, especialista en economías regionales.

Dimensión cultural: El país del asado que ya no puede asar

La identidad argentina está intrínsecamente ligada a su cultura ganadería. Desde las tradiciones gauchas hasta la parrilla como embajadora gastronómica nacional, nuestra carne ha sido motivo de orgullo y reconocimiento mundial. La imagen de mollejas importadas desde Estados Unidos desafía esa narrativa histórica y genera una disonancia cultural difícil de procesar.

"Estamos ante una crisis de identidad productiva y cultural", afirma la socióloga Laura Marey, investigadora del CONICET. "Cuando un país reconocido por la calidad de su producción ganadera comienza a importar esos mismos productos, se produce una fractura en el imaginario colectivo que va más allá de lo económico".

Perspectiva política: Un modelo agroexportador con contradicciones internas

El modelo económico argentino ha priorizado históricamente la exportación de materias primas como fuente principal de divisas. Sin embargo, esta política tiene consecuencias directas sobre el mercado interno. Cuando los precios internacionales son altos, los productores prefieren exportar, generando escasez y aumento de precios localmente.

Las medidas gubernamentales como retenciones a las exportaciones, cupos o controles de precios han intentado remediar esta situación, pero con efectos limitados y muchas veces contraproducentes. "El problema es estructural y requiere una visión de largo plazo que integre el desarrollo del mercado interno con las necesidades exportadoras", sostiene el ingeniero agrónomo Pablo Visentini, consultor en políticas agrarias.

Ejemplos internacionales: Balances posibles entre mercado interno y externo

Otros países productores de carne han logrado esquemas más equilibrados. Uruguay, por ejemplo, ha desarrollado un sistema de trazabilidad que permite segmentar mercados y asegurar tanto la calidad de exportación como el abastecimiento interno. Australia y Nueva Zelanda han implementado políticas de largo plazo que fomentan tanto la exportación como el desarrollo de un fuerte mercado doméstico.

"No es cuestión de elegir entre exportar o abastecer el mercado interno, sino de diseñar políticas que permitan ambas cosas", explica Fernando Canosa, especialista en mercados ganaderos. "Se trata de agregar valor en toda la cadena y no competir solo por precio en los mercados internacionales".

Propuestas para resolver la paradoja: ¿Cómo recuperar nuestra soberanía cárnica?

Para los consumidores:

  • Exigir trazabilidad y origen: Preguntar de dónde viene la carne que consumimos y preferir productores locales.
  • Diversificar el consumo proteico: Explorar cortes alternativos y fuentes de proteína que permitan mantener una alimentación equilibrada sin depender exclusivamente de los cortes tradicionales.
  • Apoyar circuitos cortos de comercialización: Comprar directamente a productores locales o a través de cooperativas que aseguren precios justos tanto para productores como para consumidores.

Para los productores y comerciantes:

  • Desarrollar estrategias de diferenciación: Apostar por la calidad, denominaciones de origen y certificaciones que agreguen valor a la producción local.
  • Integrar la cadena productiva: Formar asociaciones que permitan reducir intermediarios y capturar mayor valor en cada eslabón.
  • Innovar en productos y presentaciones: Desarrollar nuevos formatos adaptados a los cambios en los hábitos de consumo.

Para los responsables de políticas públicas:

  • Diseñar un plan ganadero nacional: Establecer metas claras de producción tanto para exportación como para consumo interno.
  • Implementar sistemas de incentivos inteligentes: Premiar a quienes abastecen el mercado interno sin penalizar la exportación.
  • Modernizar la infraestructura logística y de frío: Reducir costos de distribución interna para hacerla más competitiva.
  • Fomentar la investigación y desarrollo: Invertir en mejora genética, sanidad animal y sistemas productivos más eficientes.

La encrucijada de nuestra identidad productiva

El dilema del bodegón de Villa Devoto no es solo comercial, es el reflejo de una Argentina que se debate entre lo que fue, lo que es y lo que quiere ser. Un país que produce algunos de los mejores alimentos del mundo pero que, paradójicamente, tiene dificultades para llevarlos a su propia mesa.

Como sociedad, necesitamos replantear qué modelo productivo queremos y cómo podemos construir un sistema que permita tanto exportar y generar las divisas que nuestra economía necesita, como asegurar que los argentinos tengamos acceso a productos de calidad a precios razonables.

La próxima vez que te sientes a disfrutar un asado, preguntate de dónde viene esa carne que estás por probar. Y si la respuesta te sorprende o te incomoda, quizás sea momento de comenzar a participar más activamente en este debate que, en definitiva, trata sobre qué país queremos construir.

¿Vamos a ser solo exportadores de materias primas o vamos a desarrollar un modelo que combine inteligentemente producción para el mundo y para nuestra gente?

El articulo ha sido inspirado en el post de La Despensa de Aurora: Que tiempos más locos no..?

La respuesta a esta pregunta definirá no solo el futuro de nuestras mesas, sino también el de nuestra economía y nuestra identidad como nación.

"Un país con hambre en medio de la abundancia no es solo una contradicción económica, es una falla moral que debemos resolver juntos"
- José Hernández (escritor y político argentino)

¡Contáctanos hoy mismo y comienza a transformar tus datos en resultados!


LinkedinBoton

Base Sur Digital

Base Sur Digital

- Email address: hola@basesur.ar Sitio web: https://basesur.ar/